Cultivando el desierto: La agricultura en el Desierto de Colorado

Si hubieras dicho hace un siglo que en medio del árido Desierto de Colorado habría exitosos cultivos agrícolas, probablemente no te habrían creído. Sin embargo, gracias a la innovación y perseverancia de los agricultores locales, hoy esto es una realidad. Aprendieron a cultivar plantas resistentes y extraer cada gota de agua de la tierra para sobrevivir en un lugar considerado inhóspitable.

Ubicado en el sudeste de Colorado, cerca de la frontera con Kansas, Nuevo México y Oklahoma, el Desierto de Colorado es una de las regiones más secas y calurosas de Estados Unidos. Con apenas 13 cm de lluvia al año en promedio, pareciera imposible que algo crezca aquí. Pero quienes habitaron estas tierras antes que los colonizadores europeos ya cultivaban alimentos y medicinas adaptados al clima desértico.

Los nativos americanos del lugar, como los Arapaho y Cheyenne, cosechaban diversas variedades de calabazas, melones y maíz, además de recolectar plantas silvestres como la yuca, la epazote y el amaranto. Conocían muy bien los ciclos de lluvias y cómo almacenar la escasa agua de los monzones mediante sistemas de pozos y diques.

En el siglo XIX, llegaron los primeros pobladores blancos y mormones que intentaron pastoreo de ganado y siembras de alfalfa, trigo y otros productos para su subsistencia. Pero al poco tiempo comprendieron que esto no era sostenible a largo plazo sin modificar sus técnicas. Entonces empezaron a aprender de las tribus nativas y se enfocaron en cultivos más adaptados.

Hoy en día, los agricultores del Desierto de Colorado cosechan principalmente sandías, melones, algodón, maíz y sorgo. Además, cultivan hortalizas como tomates, pepinos, chiles y berenjenas que demandan menos agua gracias a sistemas de riego por goteo. Algunos optan por frutales como dátiles, uvas y nogales que requieren de poco mantenimiento una vez establecidos.

Para sobrevivir con tan escasas lluvias, los productores desarrollaron métodos ingeniosos para aprovechar cada gota de humedad. Sistemas subterráneos de tuberías captan el agua de lluvia y de escorrentía que luego se bombea hacia los cultivos solo cuando realmente lo necesitan.

Otro truco es cubrir el suelo arenoso con plástico negro, que retiene el calor para evaporar la humedad y nutrir las raíces de las plantas. Muchas granjas también cuentan con pozos profundos para acceder a mantos acuíferos subterráneos.

Claro que cultivar en el desierto requiere más que ingenio, se necesita pasión y resiliencia. Pese a los extremos de calor y sequía que amenazan constantemente las cosechas, estos agricultores no se rinden. Conociendo a la perfección la idiosincrasia de cada especie, logran sacar lo mejor de las plantas aún en las condiciones más adversas.

Algunas variedades que sobresalen son las sandías y melones de gran tamaño y dulzor que crecen en los predios de la empresa Dawson Farms. Sus dueños llevan generaciones cultivando el desierto y exportan sus frutos por todo el país. Otra historia de éxito es la de George y Susan Webber, pioneros del cultivo orgánico de verduras que abastecen mercados de Colorado.

La agricultura en el Desierto de Colorado es un ejemplo del ingenio humano para adaptarse a condiciones extremas. Estos intrépidos agricultores demuestran que hasta donde otros ven solo estéril desierto, con visión y tesón es posible hacer brotar la vida. Aunque el calor del sol quema y la sed de la tierra parece no tener fin, ellos encuentran la forma de regar este pedazo de planeta y alimentarnos a todos. Su legado perdura para inspirar a nuevas generaciones de cultivadores del desierto.

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