La Agricultura en la Antigua Persia: Canales Qanat y Sistemas Avanzados de Irrigación

La agricultura siempre ha sido fundamental para el éxito de cualquier civilización. Sin embargo, en muchas regiones del mundo, las precipitaciones no son suficientes para sustentar cultivos de manera confiable. Los antiguos persas, que habitaron el actual Irán hace miles de años, se enfrentaron a este desafío debido al clima semiárido de gran parte de su territorio.

No obstante, gracias a su ingenio y trabajo duro, desarrollaron sofisticados sistemas de irrigación subterránea llamados qanat que revolucionaron la agricultura en la región. Los qanat permitieron cultivar tierras previamente improductivas e impulsaron un auge agrícola sin precedentes. Su impacto fue tan trascendental que estos canales subterráneos aún se usan en algunas zonas de Irán, Afganistán y otros países.

¿Cómo funcionaban los qanat?
Al observar la naturaleza, los antiguos persas notaron que el agua de las montañas brotaba espontáneamente en oquedades y grietas de las zonas rocosas. Inferían que debía existir un flujo subterráneo de agua que podría aprovecharse. Así, idearon el ingenioso sistema de los qanat.

Consistían en una galería subterránea inclinada que conducía el agua desde las zonas de precipitaciones altas en las montañas hacia las zonas áridas de los valles y llanuras donde se encontraban los asentamientos humanos. Para construirlos, se cavaba un pozo vertical en la zona de los manantiales. Luego, se excavaban galerías inclinadas en dirección a las áreas de riego, siguiendo la pendiente natural del acuífero.

Estas galerías, de 1 a 3 metros de ancho, se excavaban a mano muy lentamente, en ocasiones a varios kilómetros de longitud. Para iluminar y ventilar el túnel durante su construcción, se dejaban huecos a intervalos regulares que también servían después para acceder al qanat y realizar su mantenimiento.

Cuando la galería alcanzaba su longitud máxima o aparecía el agua, se limpiaba su lecho para garantizar el flujo por gravedad. Los excedentes se dirigían luego a la superficie a través de pozos de registro y compartimentos, desde donde se distribuía a los canales de riego.

Esta ingeniosa solución aportó estabilidad hídrica a zonas áridas del antiguo Irán y permitió el desarrollo de la agricultura. Los qanat ayudaron a sustentar el esplendor de imperios como el Parto y el Sasánida, mejorando las condiciones de vida de millones de personas.

Beneficios de los qanat
Los qanat trajeron múltiples beneficios a la sociedad persa antigua. Al proveer agua de manera confiable todo el año, independientemente de las precipitaciones, favorecieron la diversificación agrícola con cultivos mejor adaptados a cada estación.

Esto dio lugar a una producción alimentaria más estable y nutritiva, sustentando el crecimiento demográfico. A su vez, la población sedentaria que posibilitaron los qanat impulsó el desarrollo de las primeras ciudades persas como Isfahán, Yazd y Kermán.

Otra ventaja fue que el agua de los qanat, al estar filtrada a través del subsuelo y mantener una temperatura más fresca, contaba con menos sales disueltas y era menos propensa a enfermedades que el agua superficial. Esto mejoró notablemente la salud pública.

Por otro lado, el agua de los qanat requería poca energía para su bombeo y transporte, lo que hizo más eficiente energéticamente su distribución. Al no depender de maquinaria, su funcionamiento era también más resiliente ante desastres o conflictos bélicos.

Asimismo, su sistema de propiedad colectiva promovió la cooperación comunitaria en tareas de construcción y mantenimiento. Más allá de brindar sólidas bases agrícolas, los qanat ayudaron así a forjar el fuerte sentido de solidaridad que caracterizó a las sociedades persas.

Legado e influencia de los qanat
Se calcula que, en su época de mayor desarrollo entre los siglos III a. C. al VII d. C., existieron más de 22.000 km de galerías de qanat en todo Irán. Algunas se extendían varios kilómetros bajo tierra. Su construcción demandó un enorme esfuerzo comunitario e ingeniería rural sofisticada.

Pese a su antigüedad, todavía hoy muchos qanat siguen operativos, especialmente en las zonas desérticas centrales de Irán donde no hay otra alternativa. Su funcionamiento ha permanecido casi inalterado a lo largo de los siglos.

Más allá de Irán, los qanat se expandieron por el antiguo Imperio persa. Se documentan ejemplos en otras regiones como el Cáucaso, Asia Central, el norte de la India e incluso en el sur de España, llevados allí por poblaciones persas o por la influencia de su cultura hidráulica.

En la actualidad, sistemas de irrigación subterránea similares a los qanat se usan por necesidad en zonas áridas de Mongolia, China, Marruecos y México. Constituyeron así un modelo de gestión hídrica sustentable que trascendió fronteras espaciales y temporales.

Con su ingenio para aprovechar los recursos naturales de forma cooperativa, los antiguos pueblos persas lograron cifras récord de productividad agrícola en regiones aparentemente inhóspitas. Gracias a infraestructuras como los qanat, sentaron las bases tecnológicas, económicas y sociales para el florecimiento de una de las primeras grandes civilizaciones. Su herencia hidráulica sigue inspirando soluciones apertureras en un mundo amenazado por el cambio climático.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
Facebook
Twitter
Instagram
LinkedIn
Fb messenger
Copy link