La península ibérica antes del tractor

¡Saludos, amantes de la historia y la agricultura! ¿Alguna vez se han preguntado cómo era la vida en la península ibérica antes de que los romanos aparecieran con sus togas y sus sandalias? ¡Pues están de suerte! Hoy, los llevaré en un viaje al pasado para descubrir cómo nuestros queridos ancestros ibéricos se las arreglaban en el campo, sin la ayuda de tractores ni GPS. ¡Agárrense los sombreros de paja, que allá vamos!

Antes de que los romanos hicieran de las suyas, la península ibérica estaba poblada por una mezcla de pueblos con nombres tan exóticos como iberos, celtas, fenicios, griegos y cartagineses. Cada uno tenía sus propias costumbres y trucos agrícolas, pero todos compartían un amor incondicional por el campo.

En cuanto a la agricultura, nuestros antepasados ibéricos tenían un menú bastante variado. Cultivaban cereales como el trigo, la cebada y el mijo, que eran la base de su dieta. También plantaban legumbres, como lentejas y habas, y hortalizas, como cebollas y ajos, para darle sabor a sus platos. Y para aquellos a quienes les gustaba el buen vino y el aceite de oliva, no se preocupen: ¡también había viñedos y olivares!

Ahora bien, no todo era coser y cantar. Aunque la península ibérica tenía un clima diverso y apto para diferentes cultivos, nuestros antepasados no contaban con la tecnología y las comodidades modernas. Imagínense arar la tierra sin un tractor o regar el campo sin una manguera. ¡Menudo trabajo!

Pasemos ahora a la ganadería. Nuestros ancestros ibéricos eran amantes de los animales, especialmente de ovejas, cabras, cerdos y vacas. Estos animales no solo les proporcionaban carne, leche y lana, sino que también eran sus compañeros de trabajo en el campo y en el transporte.

La vida del ganadero en aquellos tiempos era todo un reto. El sistema de ganadería era extensivo, lo que significa que los animales pastaban al aire libre y eran llevados a diferentes áreas según la temporada. Este sistema, conocido como trashumancia, les permitía aprovechar al máximo los recursos naturales y, a su manera, ser sostenibles. ¡Un aplauso para nuestros ancestros por cuidar del planeta antes de que fuera cool!

La vida en la península ibérica prerromana no era un lecho de rosas, pero nuestros antepasados se las ingeniaban para cultivar y criar animales en un entorno desafiante y sin la ayuda de la tecnología moderna. Así que la próxima vez que estén en su jardín cultivando tomates con su smartphone en la mano, piensen en los ibéricos y cómo se las arreglaban con sus sencillos instrumentos. ¡Hasta la próxima, amigos agricultores!

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