“Los 10 mandamientos para mantener tu tractor en perfecto estado para la temporada de cosecha”

Es un mundo de metal y músculo, el de la agricultura. Como los antiguos marineros, que en noches estrelladas destripaban a su nave en medio de la inmensidad del océano, el agricultor se enfrenta a la vastedad del campo, mano a mano con su tractor. La maquinaria agrícola es, como la espada para el espadachín, una prolongación de uno mismo, una herramienta vital que necesita cuidados y mimo para que, llegada la batalla de la cosecha, esté preparada para la contienda.

Uno: el filtro de aire. Al igual que los pulmones humanos, un motor requiere aire limpio para funcionar correctamente. Y de la misma forma que un soldado necesita respirar, tu tractor debe aspirar aires libres de polvo y partículas.

Dos: las correas del motor. Son como los músculos de un buen caballo, si uno se rompe, el animal se detiene. Un recambio siempre a mano puede evitar que tu montura de acero se detenga en medio del campo.

Tres: los neumáticos. Las suelas de un tractor, que como buen zapato, deben tener un dibujo bien marcado para no resbalar en la tierra. Ten a punto un recambio, porque un paso en falso puede resultar fatal.

Cuatro: los filtros de aceite y combustible. El corazón de la máquina también necesita su circulación fluida y sin impurezas. Un buen recambio a tiempo puede salvar la vida de tu compañero de batallas.

Cinco: las cuchillas y discos de la cortadora. Son los filos de tu espada, tu arma principal en la lucha contra el tiempo y el clima. Asegúrate de que siempre estén afilados y listos para el combate.

Seis: las piezas de la toma de fuerza. Es la energía que transmite tu tractor a sus armas, como un buen brazo que blande una espada. Un recambio puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota.

Siete: las bombillas y fusibles. Los ojos de tu montura, su faro en la noche. Tener repuestos asegura que nunca te quedarás a oscuras.

Ocho: las mangueras y tubos del sistema hidráulico. Las arterias del tractor, por las que fluye su energía. Un recambio puede evitar que tu máquina se desangre en pleno campo de batalla.

Nueve: las correas de la segadora. Como las cuerdas de un arco, transmiten la energía que cortará la mies. Un recambio a tiempo puede salvar la cosecha.

Diez: las piezas del sistema de refrigeración. El sudor del tractor, que evita que se sobrecaliente en plena lucha. Tener un recambio puede evitar que tu máquina caiga exhausta en pleno combate.

Así pues, buen agricultor, ten a punto estos diez mandamientos. Y cuando llegue la temporada de la cosecha, cuando se dé la voz de “¡Armas al hombro!”, tu tractor, como un buen soldado, estará listo para la batalla. Porque la guerra de la cosecha es dura, pero con un buen aliado de acero, la victoria está asegurada.

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